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Acción de Linderos de Ramadilla

Acción que marcó el fin de la Guerra Civil de 1851, y la derrota definitiva de los revolucionarios que buscaban remover el gobierno del presidente Manuel Montt y derogar la Constitución de 1833.

Luego de la Batalla de Loncomilla (08 de diciembre de 1851), el general José María de la Cruz reconoció la autoridad del presidente Montt y entregó el mando de sus tropas al general Manuel Bulnes. Con esto, la guerra estaba militarmente definida.

Sin embargo, debían ejecutarse varias acciones para concluirla, ya que los revolucionarios en el norte, al mando de José Miguel Carrera Fontecilla –vencidos anteriormente en Petorca-, se habían atrincherado en La Serena, resistiendo el asedio al que fueron sometidos por los gobiernistas, quienes lograron ocupar dicha ciudad a fines del año 1851.

El foco revolucionario se había extendido también a Copiapó, avivado por el incentivo de apoderarse de las minas. Se habían tomado la ciudad, organizados por el comerciante Bernardino Barahona que, con la ayuda de una fuerza subrepticiamente introducida a la ciudad, depuso al intendente y asumió este cargo.

El ataque a los revolucionarios fue encargado al teniente coronel Victorino Garrido, quien se embarcó hacia Caldera con 200 infantes y dos cañones, mientras los escuadrones de caballería de Copiapó lo seguían por tierra. Garrido desembarcó sin oposición en Caldera, tomó posesión del ferrocarril y avanzó hasta Linderos de Ramadilla, ubicado a 19 kilómetros, aproximadamente, de Copiapó. Allí tomó excelentes posiciones defensivas, resuelto a esperar que se uniera la caballería para proseguir el avance de la ciudad. Tras infructuosas negociaciones con Barahona, comenzó el combate.

Garrido derrota a las fuerzas revolucionarias de Copiapó y luego de ocupar la ciudad el 9 de enero, se pone fin a las acciones armadas de la revolución.

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