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Batalla de Chacabuco

Contienda de la Independencia de Chile entre las fuerzas del Ejército de Los Andes y las tropas realistas. Fue la  culminación de los esfuerzos de los patriotas liderados por el general José de San Martín, y el día en que el general Bernardo O’Higgins demostró su liderazgo y valentía en el campo de batalla. La heroica jornada de Chacabuco marcó el renacer de la causa independentista en Iberoamérica.

Las fuerzas patriotas principales al mando de San Martín venían organizadas en dos divisiones, la de vanguardia a cargo de Soler que avanzaría por la cuesta nueva  y  la del centro al mando de O’Higgins que lo haría por la vieja. Se vivía el 11 de febrero de 1817 y los realistas se encontraban al sur de las alturas de Chacabuco, los patriotas inmediatamente al norte de ellas. El baqueano Justo Estay trajo noticias del enemigo entregando a San Martin los detalles de su defectuoso despliegue. Los realistas ocupaban las alturas con unos 200 hombres, el grueso de las fuerzas permanecía cerca de las casas en el bajo. O’Higgins que conforme la orden de ataque había iniciado su desplazamiento a las dos de la mañana  avanzaba por la cuesta vieja  acercándose a los cerros más altos donde su vanguardia tomó contacto con los realistas. Al ver la envergadura de las fuerzas que avanzaban el Capitán Mijares que estaba al mando  y que había pedido refuerzos a Maroto decidió la retirada hacia el bajo ante la sorpresa de su comandante que le había ordenado resistir. O’Higgins autorizado por San Martín ordenó la persecución de los realistas cuesta abajo. Así sus fuerzas se encontraron de improviso con el grueso de los realistas  a la salida de una gran quebrada. O’Higgins colocó a sus dos batallones en línea de frente al enemigo y a la caballería le ordenó un movimiento envolvente al flanco izquierdo del enemigo. Su primer ataque fue detenido y tuvo que retirarse. Eran cerca de las 12 del día y las fuerzas de Soler no daban señales de vida. Mientras tanto O’Higgins dispuso un segundo ataque a la posición enemiga, disponiendo ahora que la caballería atacara el flanco derecho realista. Al frente de sus hombres y con el grito “O vivir con honor o morir con gloria, el que sea valiente que me siga” hizo que el enemigo se retirara. Soler había retrasado notoriamente su avance y solo apareció en el campo de batalla pasada la una de la tarde cuando el enemigo ya se retiraba. La caballería patriota que venía con Soler y San Martín se dedicó a perseguir a los realistas causándoles fuertes bajas. Las acciones terminaron a las dos de la tarde y San Martín dispuso lo necesario para continuar hacia Santiago pero no en forma inmediata deteniéndose la persecución en Colina. Esta falta de previsión permitió la huida a Valparaíso de los restos del ejército realista el que se embarcó con rumbo a Talcahuano.

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