Recientemente, personal de la 2da. Brigada Acorazada “Cazadores” se congregó en el sector de Pampa “Perdiz”, ubicada a 30 kilómetros al norte de Iquique, con el fin de participar en el ejercicio táctico “Wakichaña”, cuyo significado en lengua aymará significa “alistar”. En esta instancia, el personal militar puso a prueba sistemas de enlace y se efectuaron tiros de diversos calibres y de los sistemas de armas con que cuenta la unidad. Uno de ellos fue el lanzamiento de misiles “Spike”.

Esta última tarea estuvo a cargo del Batallón de Infantería Blindada N° 5 “Carampangue”, del cual forma parte el Operador de misiles “Spike” Cabo 1° Alan Vergara O. Fue durante ese ejercicio en plena pampa nortina, que el integrante del Cuadro Permanente disparó este misil de tercera generación en su calidad de comandante de carro M -113 AIFV. Lo hizo dirigiéndolo a un objetivo situado a 3.600 metros, impactando de lleno en él. 

“Muchas personas podrían pensar que se trata de una tarea sencilla, pero efectuar un tiro perfecto requiere mucha preparación”, señala el Cabo 1° Vergara, quien actualmente es Instructor del curso de Misiles que se imparte en la Brigada, instancia donde se prepara a las nuevas generaciones en los modernos sistemas de defensa con los que cuenta el Ejército. “El misil spike es un arma compleja cuya operación requiere concentración y conocimiento, pues el material es de alto costo y la nomenclatura se encuentra en inglés técnico”. 

Agrega que operar este sistema requiere, además, excelente condición física, ya que también puede ser disparado por un militar que se moviliza como infante. “Si pensamos que un equipo básico más el fusil puede pesar fácil 20 a 25 kilos, a eso hay que agregarle los otros 14 que pesa el equipo que contiene el misil. Tampoco hay que olvidar el escenario desértico, donde el clima también es un factor en contra”.

Integrante del Ejército desde el año 2004, el Cabo 1° Vergara cuenta con una amplia experiencia en su área, al haber sido integrante de un pelotón antiblindaje, sirviente municionero y apuntador de misiles, entre otras labores específicas. Hoy, tras estar desplegado seis meses en Santiago y luego un mes en Temuco integrando Unidades Fundamentales de Orden Público (UFOPs) para colaborar con la autoridad sanitaria, está de vuelta en el desierto, su elemento. “Con ejercicios como Wakichaña se ponen a prueba nuestras reales capacidades y volvemos a nuestra tarea esencial que es la defensa”, concluye.