SR.
EMILIO DE LA CERDA ERRÁZURIZ
PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MONUMENTOS NACIONALES
Presente Santiago, 8 de enero de 2020
Junto con saludarlo cordialmente, deseamos expresarle en estas líneas, la preocupación de nuestra institución ante la reiterada acción vandálica que está siendo objeto el monumento ecuestre del general Manuel Baquedano González, incluyendo un intento de derribarlo, además de diversos destrozos a los frisos y la destrucción de la figura que representa al soldado desconocido.
Cabe recordar que la vida militar del victorioso general Baquedano, comenzó con tan solo 15 años, cuando decidió integrarse a las filas del Ejército y emprender una destacada carrera al servicio de la Patria participando en la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, para lo cual se embarcó oculto en la nave “Hermosa Chilena” que transportaba tropas del Ejército Restaurador del Perú y tras ser descubierto, fue incorporado al Regimiento de Caballería “Cazadores” con el grado de alférez. En esa unidad demostró su valentía en las batallas de Portada de Guías y Yungay, acciones que lo llevaron a ser promovido a teniente a los 16 años. Más tarde, en las revoluciones de 1851 y 1859, defendió con ahínco a los bandos gobiernistas, especialmente durante la Batalla de Loncomilla.
Fue en la Guerra del Pacífico, con el grado de general de brigada, donde junto con demostrar sus dotes como jefe militar, severo, justo y disciplinado, logró ganarse el respeto y lealtad de sus tropas, así como el recuerdo permanente de la ciudadanía frente a sus victorias para la patria.
En efecto, partió hacia el norte como Comandante General de Caballería y con el tiempo revelaría su verdadera habilidad de mando, al ser nombrado General en Jefe del Ejército de Operaciones del Norte, puesto que ejerció entre 1880 y 1881. Con ello, obtuvo las brillantes victorias de Tacna, Arica, Chorrillos y Miraflores, llenando de gloria los anales de la historia militar de Chile, al entrar triunfante junto a su Ejército a la recién rendida ciudad de Lima, con el efecto conocido de haber incorporado vastos territorios a la soberanía y para la prosperidad del país. Más tarde, tras el término de la contienda, se integró al Senado, primero electo por Santiago y luego por Colchagua.
Otro hecho que cabe destacar de su ejemplar vida, es que no participó en el enfrentamiento fraticida de la Guerra Civil de 1891 y, solo tras la derrota del presidente Balmaceda, aceptó el mando temporal del gobierno ante la necesidad de recurrir a un personaje de su prestigio, con respeto transversal en la sociedad chilena y que pudiera restablecer el orden público.
En otros aspectos de su personalidad, el general Baquedano fue un hombre de profunda religiosidad, que amaba la campiña chilena y la vida agrícola, la cual pudo disfrutar en los breves tiempos de paz en “Santa Teresa”, fundo familiar cerca de Los Ángeles. Conforme a sus biógrafos, era de carácter modesto y lacónico, solía desayunar de madrugada en el Mercado Central y era muy estimado por sus locatarios, aunque permaneció soltero durante toda su vida. Su afición fueron los caballos, siendo los más conocidos “Diamante” y “Caliboro”, con quienes compartió sus destrezas de jinete, reconocido en las paradas de honor y en batallas.
Manuel Jesús Baquedano falleció el 30 de noviembre de 1897 por causas naturales, descansando sus restos en el Cementerio General, en un mausoleo erigido en su honor.
En reconocimiento a su ejemplar carrera militar y vida personal, el Estado de Chile inauguró en su honor, el 18 de septiembre de 1928, el monumento ecuestre al que hacemos referencia, que fue financiado por erogación popular y se encuentra emplazado en un punto de gran relevancia de la ciudad.
Considerando que como monumento público representa la historia patria, la valoración del arte, así como de la cultura urbana del país, la obra, realizada en bronce al vacío, nos muestra al general tomando las riendas de “Diamante”, su caballo preferido, y vestido con el uniforme de levita que usaba cuando era General en Jefe de las fuerzas chilenas durante la Guerra del Pacífico.
Los sobre relieves de los costados norte y sur del plinto representan pasajes de la Batalla de Chorrillos y Miraflores, desarrolladas en 1881 y en las cuales el General se destacó triunfante, asimismo la obra original incluye a un soldado de pie con su fusil y bayoneta en la diestra, dos fuentes de agua y la figura de una mujer que ofrece una ofrenda floral de copihues.
Bajo la estatua ecuestre se encuentra la tumba del soldado desconocido, cuyos restos fueron trasladados en 1931, con una lápida, diseñada y ejecutada por Guillermo Córdoba, en la que se lee: “Aquí descansa uno de los soldados con que el General Baquedano forjó los triunfos del heroísmo chileno”.
Los gloriosos hechos de la vida del héroe descritos precedentemente, dan cuenta de la importancia que reviste para Chile y para todos los nacidos en esta tierra, la noble figura representada en esa estatua ecuestre. Por ello, como herederos de su trascendental aporte a la Nación, estimamos un deber como Ejército de Chile, solicitar al Consejo de Monumentos Nacionales, agotar las medidas para que se proporcionen mayores estándares de seguridad al monumento, definiendo que la Fuerza Pública esté en condiciones de protegerlo en su conjunto, teniendo en consideración además que es el 2 lugar de reposo eterno de un soldado, que representa a los miles de hombres que murieron anónimamente durante la guerra.
En la eventualidad que se evalúe que no es factible garantizar su protección en la ubicación actual en las condiciones de seguridad y dignidad que la obra amerita, la institución es partidaria de su traslado a un lugar que garantice su permanente cuidado y conservación, con la dignidad que el héroe merece.
Esperando una buena acogida a la presente, se despide atentamente de usted,
RICARDO MARTÍNEZ MENANTEAU
General de Ejército Comandante en Jefe