Dominar el terreno y poner a prueba las capacidades de las Fuerzas Especiales son los objetivos principales del ejercicio Leftraru II. Cerca de 350 integrantes del Ejército demostraron su valor y tenacidad para superar las distintas pruebas de este entrenamiento multiescalón, que desplegó a operadores de fuerzas especiales institucionales y de la Armada en la zona central del país.

Durante 10 días de ejercicio, se realizaron distintos tipos de tareas de infiltración por tierra, aire y mar, junto con saltos en paracaídas básico y libre, diurnos y nocturnos, sumando a ello, las marchas de patrullas de hasta 12 kilómetros, cargando hasta 60 kilos en equipamiento.

“El objetivo general del ejercicio es entrenar y comprobar las capacidades en las unidades de combate y superior, principalmente, multiescalón, y el cumplimiento de tareas de operaciones especiales en el marco de un conflicto de alta intensidad”, explica el Mayor Marcos Alarcón, comandante de la Fuerza de Tarea del ejercicio Leftraru II, bautizado así, recordando la historia del toqui mapuche Lautaro.

Instancia de alto impacto, en la que participaron la Brigada de Operaciones Especiales “Lautaro”, la Dirección de Mando y Control (DIMACOE), Brigada de Inteligencia (BINTE) y la Brigada de Aviación Ejército (BAVE) con helicópteros Cougar y MD 530, y un avión Casa - 212. De forma especial, esta versión del ejercicio contó con la participación del Ejército de Colombia, a nivel de patrulla y de plana mayor.

Con estos distintos tipos de despliegue en localidades alejadas, la DIMACOE tuvo un rol vital para su correcto desempeño. “Definitivamente, la unidad de operaciones especiales estuvo a la altura y lo más destacable es la integración de un elemento de operaciones especiales aéreos, a la fuerza tarea de operaciones especiales, la plataforma tecnológica de mando y control nos permitió mantener el control de los medios desplegados en tiempo real (…) y la relevancia de integrar de manera activa al Ejército de Colombia, no solo en el nivel ejecutivo, sino que también en el de Plana Mayor, lo que nos permitió interactuar en ambos niveles, intercambiar experiencias y mejorar procesos”, agrega el Mayor Alarcón.

Por su parte, para el Capitán Pablo Aguirre, Segundo Comandante de la Fuerza Tarea en el ejercicio, el desafío demostró la alta capacidad humana de las fuerzas especiales del Ejército. "Es super importante el nivel de entrenamiento que tiene la Brigada de Operaciones Especiales, que nos permite tener el alto estándar de capacidades, para que, en cualquier momento, cuando sea requerido, tengamos unidades disponibles y la posibilidad de cumplir la misión. Eso lo demuestra este ejercicio, que evidencia que las unidades que participaron tienen ese nivel de disponibilidad para cumplir las misiones necesarias”.

El ejercicio culminó exitosamente con la satisfacción del deber cumplido. Quienes participaron en él, demostraron una vez más, que no hay terreno que pueda frenar la bota de un soldado del Ejército de Chile.

Por Nicolás Borcoski, periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas del Ejército.