Cada 20 de enero, Chile recuerda con orgullo el “Día del Roto Chileno”, una fecha que rinde homenaje a aquellos compatriotas que, con valentía y determinación, marcaron la historia del país en la Batalla de Yungay en 1839. En el contexto de la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, fueron las clases populares las que, con esfuerzo y sacrificio, llevaron a Chile a la victoria, consolidando así un legado de identidad y heroísmo.
A lo largo del país, distintos monumentos recuerdan esta gesta. Uno de los más emblemáticos es la estatua ubicada en la Plaza Yungay, en Santiago, obra del escultor Virginio Arias e inaugurada en 1888. En ella se representa la figura de un hombre con atuendo de jornalero, sosteniendo un fusil y adoptando una postura de orgullo y resistencia. En la base de la escultura, la inscripción: “Chile agradecido a sus hijos por sus virtudes cívicas y guerreras” subraya el reconocimiento eterno a quienes dieron su vida por la patria.
El homenaje al Roto Chileno no se limita a la capital. Réplicas de su imagen se encuentran en Arica, Valdivia y Lautaro, además de plazas y parques que llevan su nombre en comunas como Valparaíso, San Bernardo, Osorno y Puerto Montt. La memoria de estos héroes anónimos sigue viva también a través de iniciativas como la “Corrida del Roto Chileno”, organizada en Traiguén, que este año celebra su 42° versión.
Más que una figura de bronce o un nombre en una plaza, el Roto Chileno representa la esencia de la identidad nacional. Es el reflejo de aquellos que, con esfuerzo y entrega, han defendido la soberanía del país en distintos conflictos, desde la Batalla de Yungay hasta la Guerra del Pacífico. Su espíritu sigue inspirando a nuestros soldados de hoy, recordándonos que la historia de Chile ha sido forjada con sacrificio, valentía y un profundo amor a la patria.